La Flia reúne a escritores y escritoras que publican sus artefactos literarios sin que medien las reglas del gran mercado. Hoy se agrupan en torno a la Biblioteca Parlante.
Si existen ferias independientes y feriantes que producen indumentaria, zapatos, artesanías, alimentos y tantos objetos más por fuera de las leyes del gran mercado ¿por qué no tendrían que existir escritores y escritoras que escriben y venden sus libros con un espíritu diferente al que plantean los grandes sellos?
La Feria del Libro Independiente y Autogestiva, Flia para quienes la integran y la militan, es una organización que nuclea a autores, autoras, editores, editoras y sellos editoriales independientes. Suele haber una Flia en cada ciudad donde se pronuncie un movimiento literario y sus ferias, que se realizan por lo general en plazas o en espacios comunitarios, son también un punto de encuentro con los lectores y con otros artistas que buscan darse a conocer.
En Mar del Plata, la Flia transita una segunda etapa organizativa. Tres de sus integrantes, Sergio Italo Agliano, Nora Albalat del Buono y Verónica Rozas contaron que, mientras piensan en realizar la primera feria organizada por ellos mismos, ya participaron en tres actividades autogestivas, invitados por otras entidades. Además, en las filas de esta entidad horizontal se suman músicos y músicas, quienes también venden sus discos y sus canciones nacidas de manera independiente. Rozas es una música que acaba de editar “Canto raíz” y que vende en las ferias sus CD y los discos de otros músicos amigos.
Hoy, la Flia se trasladará a la plaza Peralta Ramos, en Colón y 20 de Septiembre, para intervenir de la Feria de las Artes del Fuego, que organiza la Escuela de Cerámica local, y que se lleva a cabo en el mismo espacio donde funciona la Biblioteca Parlante. Radios abiertas, entrevistas públicas, música en vivo, venta de objetos autogestivos y artesanales y hasta talleres de encuadernación también suelen ser parte de cada cita de la Flia.
Además de libros artesanales -muchos de ellos cosidos a mano, editados mediante fotocopias y con ediciones limitadas-, más cercanos al concepto “objeto de arte”, en la Flia se encuentran revistas, ediciones baratas de autores de culto realizadas por pequeños sellos, fanzines y plaquetas poéticas. Y libros usados, un apartado que divide aguas dentro del mismo grupo.
“Yo diría que el 99,9 por ciento de los escritores estamos fuera de las grandes editoriales”, describió Alballat del Buono, una autora con varios libros propios en su biblioteca. El último de su autoría es la novela “¿Quién es Delia?”, editado por el sello Lágrimas de Cirse. “Los libros los pagamos de nuestro bolsillo, las editoriales no nos llaman para decirnos ‘Vení, queremos editar tu libro'”, agregó.
Se vincularon en Flia por necesidad: saben que su propia producción no se vende en las librerías, ni llega mediante redes de distribución -propia de los sellos grandes- a otros mercados que no sean los locales. Por eso las ferias son un excelente anaquel para mostrar sus artefactos literarios.
“Yo tuve al primero de mis libros en varias librerías del centro. Los ejemplares estuvieron un año y se vendió solo uno y de casualidad, porque les llevé un atril que colocaron cerca de la caja. Tenés que dar el cuarenta por ciento (de la venta a la librería) y en algunos casos tenés que dejar hasta el sesenta. En las librerías tu libro se pierde entre las grandes editoriales, en un mar de libros, ¿quién va a pedir un libro mío?”, se preguntó Agliano, poeta y autor de “Sobrevivir con canciones”, “La felicidad nunca me deja dormir” y “Cierto paisaje de mí”.
En las ferias “estamos con una mesita y en un puestito y vendemos libros, aunque no lo crean, uno pelea por eso y aunque se venda uno solo (lo recaudado) es para vos. En las librerías no van a recomendar a los autores marplatenses, recomiendan a los best sellers”, agregó. Y recordó que el trueque no es una práctica ajena a sus intereses.
Los escritores contaron que proyectan realizar una feria mensual, para agrupar a los escritores que, cada vez más, se acercan a la entidad. “No queremos que estas ferias se hagan en un lugar fijo, queremos que sean itinerantes, en plazas o en sociedades de fomento ya que se viene el invierno… Vamos sumando escritores, muchos que no conocemos y se han acercado”, reveló.
– ¿La Flia también puede entenderse como una manera de resistencia cultural?
– Agliano: En las movidas que se hacen en La Plata y en Buenos Aires, a la última “A” de la sigla Flia le ponen la “A” de amorosa, alternativa, anárquica. Ese es el espíritu. El arte es una forma de resistencia.
– Rozas: El espíritu de la Flia es que la cultura y que los textos lleguen a la gente de manera más accesible en cuanto a costo y en cuanto a que estén en la calle. El que viene a la feria comparte con uno y encuentra otros textos.